Siempre he sido muy descuidado con mis pertenencias, las dejo tiradas en cualquier parte y las pierdo para siempre. Fue así desde que estaba en el vientre de mi madre, ahí dejé mi carisma, del que luego mi hermana se adueñó. Cuando niño, en el colegio, perdí lo que llaman el buen gusto; fue una tarde en la que, casualmente, encontré la culpa y mis autorecriminaciones. Por esa época también perdí la confianza.
Más tarde en la adolescencia, en el teatro del colegio, perdí la dignidad al lanzarla con fuerza junto a mi camiseta hacia el público. Por fortuna aún conservo la vergüenza. Un día, no supe cuándo ni dónde, perdí el amor: cuando quise utilizarlo ya no estaba.
Hace poco perdí el pudor en una habitación de motel: se quedó sobre la alfombra y no lo vi al salir; esa misma noche, más temprano, perdí el miedo en un callejón oscuro y encontré los brazos y los labios de una mujer. Ayer tropecé y lo que creo era mi inspiración se quebró en varios pedazos que se fueron con la lluvia.
Ahora no encuentro mi concentración por más que la busco. Y la necesito con urgencia. Alguien me dijo haberla visto bajo su cama, pero no estamos seguros de que sea ella. Se está escondiendo, hay que esperar a que salga y cerciorarse: si es pequeña, fea, blanda y negra, es mi autoestima, no mi concenctración.
Y así voy, todos estos años partiéndome en pedazos y botándome por ahí, abandonándome en cualquier lugar, desintegrándome de a pocos, fragmentándome. Al menos me quedan mis prejuicios, mi desprecio y mi curiosidad, los utilizo a menudo y no sabría qué hacer sin ellos. También tengo mi gusto por la cerveza y mi propensión a dormir en horarios inusitados. Están, además, mis sueños y mis demonios internos; pero esos no me molestaría que se perdieran uno de estos días.
Ah sí, se me olvidaba, mi memoria... mi memoria... mi memoria... ¿esa dónde fue que la dejé?
Más tarde en la adolescencia, en el teatro del colegio, perdí la dignidad al lanzarla con fuerza junto a mi camiseta hacia el público. Por fortuna aún conservo la vergüenza. Un día, no supe cuándo ni dónde, perdí el amor: cuando quise utilizarlo ya no estaba.
Hace poco perdí el pudor en una habitación de motel: se quedó sobre la alfombra y no lo vi al salir; esa misma noche, más temprano, perdí el miedo en un callejón oscuro y encontré los brazos y los labios de una mujer. Ayer tropecé y lo que creo era mi inspiración se quebró en varios pedazos que se fueron con la lluvia.
Ahora no encuentro mi concentración por más que la busco. Y la necesito con urgencia. Alguien me dijo haberla visto bajo su cama, pero no estamos seguros de que sea ella. Se está escondiendo, hay que esperar a que salga y cerciorarse: si es pequeña, fea, blanda y negra, es mi autoestima, no mi concenctración.
Y así voy, todos estos años partiéndome en pedazos y botándome por ahí, abandonándome en cualquier lugar, desintegrándome de a pocos, fragmentándome. Al menos me quedan mis prejuicios, mi desprecio y mi curiosidad, los utilizo a menudo y no sabría qué hacer sin ellos. También tengo mi gusto por la cerveza y mi propensión a dormir en horarios inusitados. Están, además, mis sueños y mis demonios internos; pero esos no me molestaría que se perdieran uno de estos días.
Ah sí, se me olvidaba, mi memoria... mi memoria... mi memoria... ¿esa dónde fue que la dejé?
5 comentarios:
No sé. A mi se me han perdido tantas cosas que ya ni recuerdo cuales.
Y es que siempre he tenido miedo de perder cosas. Miedo y ansiedad.
Hasta que hace poco perdí una de las cosas que más temía perder.. y la perdí del puro miedo de perderla.
Como consecuencia perdí -entre otras cosas- un montón de lágrimas.
Sin embargo, con tanto espacio vacío dentro, junto con el dolor se me coló un montón de luz.
Y al cabo de un rato me di cuenta que muchas de las cosas que creía perdidas seguían ahí...
Como que tenía que botarlo todo primero para poder escoger con qué quedarme.
No sé. Ni siquiera sé por qué escribo ésto. Debe ser porque acabo de leer tu blog. O para evitar escribir en el mío.
Buenísimo!! de lo mejor que he leído en blogs. Impecable humor, inmejorable ritmo.
Acaso no es natural que nos caigamos a pedasos? descoponiéndonos?? acaso la vida no son roe la carne? nos quema la sangre? nos aniquila la esperanza?
EXCELENTE TEXTO!!!! Muy pero muuuy bueno, me encanto!!!
muy buenas las descripciones de las sensaciones, las imagenes... cuanta desazon!!
me gusto muchisimo, gracias por compartir tus escritos :)
besotes miles!!
Gigi
que buen texto gabriel... para que... me gusto resto... y pues lo del teatro si lo recuerdo... yo si me preguntaba ¿por qué este man no tiene dignidad?... ahora lo entiendo todo...
Tambien se le olvido decir cuando se le perdio la beligerancia, para convertirse en conformista.
Trate de no olvidar por lo menos donde dejo su sentido del humor.
no has perdido los sueños??? bueno conservas bastante, me parece a mi.
También pierdo yo cosas a menudo y aveces las encuentro enredadas en el cabello de alguien
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