28 de noviembre de 2011
21 de noviembre de 2011
Día 1275 (Visiones)
Día 1275
(Visiones)
Cansado.
Hoy hubo algo de sol. Hacía meses que las nubes de polvo no dejaban ver tanta luz.
Recolecté 8425 gramos de material distribuido de la siguiente manera:
Metales: 7625 gramos
Vidrio: 689 gramos
Papel: 111 gramos
El acumulado de lo que va del mes es:
Metales: 86458 gramos
Vidrio: 45231 gramos
Papel: 2300 gramos
Total días en el área: 95
Días restantes para recolección del material y reubicación: 21
Notas:
El área está explorada casi en su totalidad. Cada día es más ardua la búsqueda y se hace necesario alejarme más y más del refugio. Con frecuencia pierdo la noción del tiempo y debo apresurarme bastante para regresar antes del anochecer. La relocalización se hace urgente pero aún tardará 21 días. Pronostico días con una producción cada vez menor. Quizás haya días sin producción.
Hoy volví a verlos. Estaban el hombre mayor y uno de los niños pequeños. El niño pequeño se quedó mirándome por algunos segundos. Sentí sus ojos encender todo mi cuerpo. Luego se escondieron de prisa, como de costumbre. Necesitaría de un traje más ligero o de un vehículo para poder perseguirlos. Son rápidos. Un traje ligero como los que usan en el Sector 32 o un vehículo como los que están a disposición del personal del Sector 45.
Son una famlia. He visto a cinco de ellos (dos hombres adultos, una mujer, dos pequeños); aunque nunca he logrado ver al grupo completo, siempre andan en parejas o tríos. Son humanos. Estoy seguro. No usan trajes. No usan ropas. Han de haber desarrollado algún tipo de inmunidad a la radiación. O tal vez están muertos. Tal vez sólo son fantasmas. Fantasmas que regresan al lugar en donde vivieron antes de que Todo pasara. Cuando la gente vivía y las familias existían. Cuando El Horror era una amenaza que las personas preferían ignorar.
Los he visto. Varias veces. Han de vivir cerca pero en ninguna de mis exploraciones he encontrado algún lugar ligeramente habitable. Pero los he visto y he intentado alcanzarlos y he visto sus huellas desaparecer bajo el azote de Los Vientos. Los he visto huír en medio de las nubes de vapor que brotan del subsuelo, corriendo, agarrados de la mano. Son ágiles. Ágiles y bellos. Me pregunto quienes son. Me pregunto cuál es su historia. Me pregunto por qué los Superiores niegan su existencia. Me pregunto si es verdad que son visiones. Me pregunto por qué huyen, por qué no vienen a visitarme. Me gustaría que vinieran a visitarme. Estoy solo. Todos los días, en el refugio y ya sin el traje, me siento a comer y hablo conmigo mismo para no perder la costumbre. Temo perder el don del habla. Temo que un día la garganta empiece a dolerme y que un par de semanas después se cierre por completo y para siempre. He escuchado que pasa (en el cuartel los muchachos contaban todo tipo de historias sobre lo que nos esperaba). También trato de verme en los reflejos de la cocina para reconocer mi cuerpo desnudo. Mi cuerpo ha cambiado. Sigue estando en forma pero es distinto, se ha degenerado, ha envejecido. Si tan sólo pudiera hablarles. Si pudiera preguntarles quienes son y qué se siente amar y ser amado o cómo es tener la habilidad de correr libremente entre el polvo y los escombros. Si pudieran decirme si ellos sienten en la piel el mismo escozor, el mismo calor pegajoso que siento yo dentro del traje.
El computador anuncia que la limpieza del material ha terminado. Debo dirigirme al punto de recolección para luego ubicarlo en la bodega.
Mañana he de dirigirme al cuadrante ZX24. Vi una posible fuente de metales pero era tarde y empezaba a anochecer. Aspiro recuperar un par de kilogramos de ese cuadrante. Con un poco de suerte conseguiré suficiente para completar la cuota del mes.
Estoy cansado. Espero al menos lograr conciliar el sueño esta noche.
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