El rostro de un candidato político en una valla publicitaria
Ahí está:
No demasiadas resacas
No demasiadas peleas con mujeres
No demasiados neumáticos desinflados
Nunca pensó en el suicidio
No más de tres dolores de muelas
Nunca se saltó una comida
Nunca estuvo encarcelado
Nunca estuvo enamorado
7 pares de zapatos
un hijo en la universidad
un coche que no tiene más que un año
pólizas de seguros
un césped muy verde
cubos de basura con tapa hermética
seguro que le eligen.
Charles Bukowski
Ahí está:
No demasiadas resacas
No demasiadas peleas con mujeres
No demasiados neumáticos desinflados
Nunca pensó en el suicidio
No más de tres dolores de muelas
Nunca se saltó una comida
Nunca estuvo encarcelado
Nunca estuvo enamorado
7 pares de zapatos
un hijo en la universidad
un coche que no tiene más que un año
pólizas de seguros
un césped muy verde
cubos de basura con tapa hermética
seguro que le eligen.
Charles Bukowski
Estamos a pocos días de las elecciones de alcaldes, concejales y ediles en el país. Y en Bogotá estamos jodidos. Eso es algo de lo que hace ya un buen rato me convencí. Guerras sucias, berrinches, caprichos, empecinamientos, chismes, campañas de desprestigio, propuestas aparentemente irrealizables, intereses, ayudas, alianzas, propuestas que se repiten en todos o casi todos los candidatos y que aún así no parece que vayan a realizarse, indirectas, candidatos dedicados a hablar mal del otro en lugar de discutir sus propias propuestas, políticos traicionales, debates que se repiten en cada canal siendo el mismo pero con otro set, vallas, anuncios, publicistas, asesores, volantes, spam...
y, como siempre, el candidato que me parece más adecuado no tiene opciones de ganar. Ninguna. Igual, tampoco es que sea bueno, es que es "el menos malo". Grave. No hay con qué.
La cantidad que se debe haber gastado hasta el momento en todo el país en las diferentes campñas ha de ser impresionante. Qué desperdicio de papel, no saben cómo me preocupo. Y entre los que mejor tajada han sacado están, seguro estoy, publicistas, asesores de imagen, fotógrafos y diseñadores varios. Ahora todos los candidatos a cualquier cosa tienen una sonrisa más natural que los del pasado, ahora son chéveres y usan manillitas, ahora todas son bonitas, altamente atractivas. Porque no les voy a mentir, estas campañas al menos me han parecido agradables estéticamente, no como las que reuerdo de mi infancia, eran horribles actos de barbarie. Y sí, trivializo así de pendejamente la realidad política nacional porque para mí todo es trivial. Especialmente la política colombiana.
Y el Partido de la U saca un comercial televisivo anunciando que respalda una nueva reelección del paráclito -sí, sí, así le dice nuestro amigo Vallejo, ¿acaso yo no puedo?-. Para mí que el país también está jodido. Aunque eso lo sospechaba desde hace harto.
Pero, como siempre, yo soy un pesimista, un fatalista, un mala leche, para mí todo está jodido.